sábado, 29 de marzo de 2008

Nuestra madre corre desnuda por el jardín

Treinta mil rayos de luz apuntan al cielo. El barrendero como cada mañana barre otra civilización perdida. Los niños subidos en sus tractores reparten el periódico del día siguiente. Una fila de patos cruza el semáforo en rojo, no pasa nada. El mar de jabón suelta sus burbujas, los viajeros suben, los globos buscan las regiones cálidas. Las estatuas descansan mientras nuestra madre corre desnuda por el jardín. Las olas golpean los ladrillos del andén y los patos están a salvo y mueren. Todo sigue igual de distinto, empieza a nevar. El mundo es ahora blanco. No hay huellas no hay semillas, hoy no es miércoles.

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